Edgar O´Hara
(Perú, 1954)

 

PRIMAVERA PARA SUS CAUDALES

 

Pero no se lo has dicho, te has callado
y ella no ha oído esta canción

 

V. Holan

 

A nuestra edad, querido amigo,
es más que suficiente que una muchacha hermosa
-hermosísima, lo sé-
se distraiga y le confiemos que el amor
como una lechuza vigila el ocaso
en los delirios de su bosque.
Y nos preste atención la muchacha unos minutos
-para ella seran siglos- y alce vuelo después
de responder que sí,
que ha comprendido todo,
que ya escuchó lo dicho.

 

Celebremos esto, compañero,
como las alegres tumbas que somos.

 

GESTO PRIVADO

 

1

 

En tales circunstancias, asiduo a la marea,
palpo en la voz de un sueño esa espuma hecha carne.

 

Y hacia el hondo mar de tus cabellos
se demora en delicia mi palma.

 

2

 

eso no lo inventé eso me inventa me constituye por eso gira el abecedario no sólo las virutas eso en vez de siempre eso pienso agua revivida eso nos piensa nos traspasa en seco y humedece eso lo sabe la garganta bien cerrada eso que el aire no ventila eso dilata permanece en nunca de eso caímos a eso vamos sin reposo se cumple eso condimenta eso tierra perenne eso lomita de fuego eso irresistible estremecer de allá eso el agobio eso mismo la lumbre estoy en eso mi videncia eso respiro eso desbórdame tan ciego eso manantial en brasa

 

BIENES Y RAÍCES

 

He ordenado mil cosas que tocan al viaje,
pero no he preparado la ruta del camino;
adónde he de ir tengo que descubrirlo
poco a poco.

 

H. Gullberg

 

Heredero de la penumbra, padre, qué alcanzamos a dejar:
una sopa de lentejas coloradas, un quiebre en las dieciocho,
algunas frases que tus nietos terminarán haciendo suyas
con los gestos que obliga el instinto
(sin nadie que los identifique).

 

Por mi parte quisiera esconderte las cajetillas de Lucky Strike,
mientras procedemos con el agua mineral y un elíxir
de Escocia –el gran vaso dilatador de la ausencia.

 

¿Dónde está el hoyo en el pasto crecido
(una lata hundida en la tierra, vigilada por los geranios)
para la práctica de cada tarde como un green traicionero?

 

El presente ya nos empuja lejos de la visibilidad
aunque todavía leamos juntos a Salgari con una serenata
de Stachmo –I’ll keep the lovelight burning (in my heart)
o tal vez La vie en rose.

 

Casi no queda sueño, empalidecen las facciones
y no hago la pregunta más importante: cómo llegaron
a nuestra biblioteca las soledades de seis poetas suecos.
¿Y me pondré en camino?

 

Cierro bien los ojos pues se aproxima
sin duda, un nuevo esfuerzo del más acá.
En qué raíces, en cuáles bienes.

 

LA QUE TIRA AL MONTE

 

Ah chicanita
La güera te da hostias
Sin recular el embrague

 

Tú eras la number one
En azotar los suspensores
Con el whip de la dulce sintaxis

 

Anti canon you forever
(¿No aprendiste a leer
En ese cuentecillo clásico?)

 

Abajo los Grimm brothers
Y soñaste otro elíxir de Eros
En el aguachirle del Manzanares

 

¿Y esos dientes tan sharp?
Y esa nails tan grasientas?
¿Y la textura de sus callos?

 

Ah chicanita que orientaste
Vo-lun-ta-ria-men-te
Your sexual desire

 

La garfa eréctil
Fue para rajarte mejor
Las entrañas

 

Esa pickapera del brassière de cuero
Y pelusa en las encías
Te pareció un rice pudding

 

Esa rubicunda impredecible
Como billar de la frontera
La supo hacer first sight

 

Con músculos de patrona
Te saca la chu-che-tu-mae
Y no hay crisol que la acalambre

 

Ah chicanita
Deberías sentirte insólita
(Arrebato de cualquier lirismo)

 

Querías conquer your own cumbre
Maja en el Monte de Venus

 

Y alhajas son de aquella mística
Lo que te sigue dando esa güera

 

Entre la península y el border
A tu sola libertad amordazada

 

DE LA NOCHE A LA MAÑANA

 

El poema no cambia nada de inmediato.
El poema no cambiará nada después.
Las frases ingeniosas regresan a la gran laguna
de los ingenuos.
Las frases desgarradas se quedan, acaso,
en alguna cavidad.
Pero las palabras que han nacido por ti
suelen salirse del poema, muy seguro
bajo tu almohada,
en busca de las huellas
que sólo tú consientes en la noche.
Se enredan en tu pelo, se acostumbran
al fulgor de tus cejas, sólo aspiran
a ser evidentes.
Y el sueño te hace más irresistible
que la dicha. El sueño
las vuelve agudas, las enfrenta
al vacío.

 

Y ellas recuerdan en su página
los vestigios de ese cuerpo
en reposo, ya por ti
transfiguradas, por tu encanto
sometidas a la realidad.

 

NO TE VAYAS SIN CONOCER EL AMOR

 

No te vayas sin conocer el amor.
Puede venir dentro de poco, me parece
que estuviera merodeando.
Creo que dejó algunas palabras en la humedad
pero el sol se las bebe aprisa.
Tengo la corazonada, algo me lo dice.
No te vayas sin antes oír por la mañana
el jadeo
de la tortuga que se alimenta de las horas.
¿O quizá estuvo aquí todo este tiempo?
¿Tal vez llegó contigo?
Temeroso del crujir en las maderas,
¿mastica su filigrana en un rincón?
Ahora quién podrá saberlo.
Se hace tarde y esta luz prefiere un escondite.
No te vayas, acaso la duda te siga
en otro susurro. Quédate
un poco más, deja que te mire
y aprenda en alabanza.

 

(De Por el agua oscura).

 

 

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