Francisco Nájera
(Guatemala, 1945)

 

COMO EL PO
EMA

 

in / habitado
in / habitable

 

como el son / ido
como el sil / encio

 

ver
como si
la oscuridad
los
cuerpos
durmiendo
en
la oscuridad
en
las  ace
ras
bajo el papel
los   cartones
bajo
la llu
via en la
oscuridad
las aceras
cu chi che an
de noche
duermen
en las ace
ras bajo
la lluvia
que                   moja los
papeles
que
los cubren
en la os
curidad
duermen
tiritan
mientras cu
chi che
an            cu
chi      che     an
en la
oscuridad

 

(De Abecedario del insomne).

 

UN RITO / UNA RENUNCIA
(fragmentos)

 

girando, tornándose, rebotando, escapando, volviéndose, revolviendo, envolviéndose, revelando (un mundo en perenne circulación, un lenguaje en imposible movimiento)

 

cubierta de flores y de humo, de incienso, de copal, oscilando sobre el vacío, toda soledad, temblorosa como la llama en el extremo de la vela, sacudida por el paso de estos sus soplos, siempre inasibles, siempre alejándose

 

de un lugar o otro, la carne, su cuerpo, los trozos-los pedazos-, siempre deslizándose, moviéndose siempre, hacia allá, hacia acá, siempre más allá, siempre más acá, sin dirección, sin sentido, nada que los autorice, nada que los garantice, en imposible circulación, circulación, circulación

 

una renuncia a lo posible, una vereda crítica en movimiento, girando, escapando, revolviéndose, hacia lo imposible, hacia lo que es, sin embargo, verdaderamente real (significados inestables que a través de los impulsos –hacia la roca y el sinsentido, en el corazón de los mundos, en el silencio de la soledad- se van transformando: vagabundaje)

 

inevitable atraviesan la nave y se deslizan entre las rocas –el sinsentido

 

*

 

Decir el nombre es empezar la historia, así que empezaré a decir cómo se habrán de hacer las cosas para cambiar el nombre de todo, cómo se llamarán las cosas que vemos y hacemos por otro nombre.  Hasta que nosotros volvamos.  Porque todo se ha de hacer como se ha de hacer, como se ha hecho en todo este tiempo, en todo el otro tiempo. Desde cuando se cruzó ese allá hacia nuestro lado. Porque todo eso fue ya sagrado, y es nuestra vida, como a veces se ha dicho.  Por eso a veces uno dice los nombres, aunque sean en verdad sólo los otros nombres. Y se cambia todo, porque todo es sagrado. Sólo cuando se vuelve, entonces se dicen los nombres, los nombres que son, y los que no son.

 

Cuando todo está listo, y los nombres vienen con nosotros, los guacales y la comida y el bastón y los envoltorios, todo, que aunque no se haya hecho está sin embargo hecho. Todo lo que hemos ya dicho, y repetido. Porque hemos orado y cantado. Entonces cambiamos lo que los nombres nos dicen, todos los nombres, y las cosas. Por ejemplo, una olla de barro o un comal, cibaque que ata el envoltorio, cambiados y no cambiados.

 

Porque todo se escucha en el sueño, con sus poderes y su conocimiento. De cómo todo habrá de ser. Y si le dice a los otros, a los compañeros, cómo todo ha de ser hecho. Y si se les dice a todos que todo, que todo ha cambiado, que todo tiene todavía que cambiar, todos los significados, todas las cosas y todos los nombres. Como cuando no habíamos cruzado.  Para que todo se pueda decir. Como entonces, cuando en verdad cruzamos. Y todo tiene entonces que ser dicho, para que los nombres entonces también cambien, y no cambien. Y cuando uno regresa, entonces todo ha cambiado, y no ha cambiado.

 

Todo está entonces cambiado, como se había soñado, en el sueño que cambia todas las cosas. Que cambia todas las veces. Porque todas las veces cambian los nombres. Y el sueño es nuevo y los nombres también son nuevos. Porque todas las veces el sueño cambia y las cosas cambian, y son nuevas, y los nombres también cambian. Aunque sean los mismos, y el viaje también sea el mismo, y los nombres hayan cambiado y sean también los mismos.  Y así no deben haber errores, porque eso es importante, que no hayan errores. Y si hay equivocaciones ya nada está bien. Así es como es. Y si es en verdad sagrado es porque no hay equivocaciones ya nada está bien. Y si dice- Allí hay un hombre, y aquí también, y nos mira. Y si se dice- ¿Por qué es que nos mira? ¿Qué es lo que hace que nos mire?  Sus ojos tal vez. Sus ojos. Pe-ro esos no son sus ojos. Son sus semillas, sus pepitas, pero no sus ojos.  Y así se dice, y se les explica a todos, y toda está bien. Y está bien, y no está bien.

 

Quien prepara los cigarrillos para el viaje usa tuzas, las hojas secas del maíz, y el tabaco.  Este se llama caquita-de-los-zompopos. Y si se preparan las tortillas y los frijoles. Y se les llama así, la luna y los chachales, las bendiciones.
Y el maíz y el aguardiente. Y se dice –Ya es hora de comer y de beber la luna y su llanto, las lágrimas de los Señores. El sol blanco y el aguita de los Señores. Y al caminar se miran las cosas y cómo es que ellas cambian, y sus nombres tam-bién. Y ya no hay cabras ni caballos sino sólo coyotes, ni perrros ni gatos sino tigrillos y coches de monte. Como en el sueño cuando se cam-bian las cosas los nombres. Cuando se cambian las cosas. Porque todo se cambia y es algo más. Otro nom-bre. Otra cosa. Una paloma o un tepezcuintle, que son otra cosa. Y si se les caza, ellos son algo más y no se les caza sino que ellos son los que nos persiguen. Los que nos cazan. Y así se les alcanza, pero ellos son los que nos alcanzan, aunque, en verdad, no nos alcance. No nos atrapen.

 

Entonces se hace shhh, que quiere decir cállense ya, pero que quiere decir hablen mucho, y griten muy recio. Y los gritos entonces son grandes, y fuertes, y también se silba y se llama.  Y si se dice frente se dice atrás, y las gentes de adelante escuchan los gritos y las de atrás los silbidos. Y así es en todas las direcciones. Y así se dice -¡Quédemonos!, pero que quiere decir -¡Vámonos!  Y se dice -¡Sentémonos!, que quiere decir -¡Parémonos!  Y esto se dice cuando ya se ha cruzado, y se pueden ver entonces las flores, los animales, aunque no puedan, en verdad, verse.

 

Y en el sueño se dice –Aquel-que-es- verdaderamente-rojo, y se quiere decir el suelo.  O se dice –El-que-danza, porque todo ha cambiado.  Los compañeros ancianos son niños.  Se les dice los niños pero son los ancianos.  Porque los nombres se cambian, y también las cosas.  Y la madera es la miel y oir es estar mudo y orinar es beber aguardiente.  Y al machete se le dice camino y a las trenzas guisquiles.  Y todo debería ser dicho así.  Todo muchas veces para que los nombres y las cosas no se olviden y no se cometan errores, porque todo es sagrado.  Y si se ve a una mujer con la cara arrugada se dice –Viene-de-allá-la corteza-del-árbol.  –Las raíces.  Y si se mira una hormiga  –Es-la-imagen-del-Santo-Cristo.  –Su-pared.  O si se mira una oveja –Es-la-Virgen-Santísima.  –Su-desnudez.  Y a los hombres se les dice musgo y a las rodillas matorral y a los pechos desnudos de los niños se les dice cielo y a sus ombligos madriguera.  Y cuando todos se bañan, sus pudores sólo son plátano o zapote-partido.  Y lo son, pero no lo son.

 

Y si se atraviesa ese allá, y se cruza, los nombres cambian como en el sueño, y todo se hace.  Así como se habrá de hacer, y como ya está hecho.  Aunque no esté ya hecho, aunque esté por hacer.  Y si alguien dice -¿Qué es lo que vos decís?  ¿Por qué es que a los gusanos los llamás manos y a la nariz tu cola?, es porque todos los nombres han sido cambiados, y las cosas han sido cambiadas.  Y si se pregunta cómo es que se dicen los nombres de las cosas en el sueño, se les dice, aunque se rían.  Así es como se dicen los nombres de las cosas y también las cosas.  Y así es, porque todo es sagrado.  Y cuando se ha cruzado ese allá y se ha vuelto, cuando se está de nuestro lado, todo es como ahora, y como ha sido siempre, y como no lo es.  Porque todo ha cambiado, y no ha cambiado, y las cosas siguen siendo iguales, pero diferentes, como en el sueño, como todo es aquí, en la historia, cuando se dicen los nombres y las cosas, y no se dicen, y todo es sagrado. Y todo es así, como es, y como no lo es, como en el sueño, como cuando se atraviesa de allá, pero en verdad no se atraviesa.

 

Y así es como se dicen los nombres.  Y así es como se comienza la historia, cuando se cambian los nombres, aunque en verdad no se cambien.  Cuando se atravieza en el sueño, y el sueño está allá, pero está acá.  Y el acá es allá y el allá está acá.  Porque acá es sólo otro nombre, otro sueño, que es el mismo y que es otro.  Y todo es sólo ese nombre, ese sueño, y aunque todo es lo mismo, todo es también diferente.  La historia y el nombre.  Las cosas.  Lo mismo aunque diferente, distinto pero semejante.  Todo.  Los nombres.  Y las cosas.  Y la historia.  Hasta que nosotros volvamos, aunque en verdad no volvamos, y estemos allá porque es aquí que estamos.  Aquí en el sueño, en los nombres, en la historia.  Que es lo mismo, aunque también todo sea diferente.  Distinto pero semejante, allá, aquí, en este nuestro lado, en aquel nuestro lugar.

 

EMPEZARÉ POR LA PALABRA…
(Fragmentos)

 

Empezaré por la palabra
Su sonido de centella
El deslumbrante momento en que se expresa
Su rica gala
El espacio que cubre con sus sílabas
Empezaré por la palabra

 

Empezaré por el sonido
Gutural y melancólico
Carcajada que destroza la palabra
Expresión de la caída inexorable
Empezaré por el sonido

 

Empezaré por el silencio
La temblorosa perfección de su ternura
El absoluto e inmaculado espacio en el que se inventa
Vacío puro sin ternura y sin sonido
Profunda realidad inexpresable
Empezaré por el silencio

 

(DeLas posibilidades de la mirada).

 

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