Mauricio Molina
(Costa Rica, 1967)

 

EL GRIFO

 

humo que brota en la melena de los leones
sueño de mares verdes en la hecatombe de carneros

 

has subido la escalera de mi cuerpo
has dado oxígeno a mi mente
visión  de cuervos y de pinos

 

camino que riegan líquidas hierbas
visión sin visiones
animal de amor que camina
los bosques de cedro

 

he conseguido beber el mar de los tigres
la distancia inmensa de las distancias
el tiempo real de los relojes :
comprender al león profundo
que habita los corderos

 

ANIMA MARIS

 

Los delfines no sabían que te amaba
ni los parques de la Habana
cosagraban vino por nuestros amaneceres.

 

Disfruté en tu cuerpo,
Lloré camino al malecón
con la presencia salada del Caribe
Bailamos la canción de Compay
y dijimos amarnos los tres:
Vos, yo y la isla.

 

Es San José:
el  olvido llueve con locura.
Sobre aburridos líquenes
Tiembla el corazón
de los moribundos amantes.

 

EL ENDRIAGO

 

             A la memoria de Alexander Abraham

 

Amadís mira la muerte que llega con su traje
de conchas y algas, su olor de niebla y
apocalípsis. A punto de verter la sangre como
el vino que se pierde cuando amanece el
espíritu borracho, sella su suerte buscando
desde una ínsula el sol con una espada.
Sabe que la muerte es el laberinto en el que
se irá a perder el último elefante, la arena de
donde no regresan jubilosos los camellos.
Pero no sufre el caballero de Gaula lo que
en Peña Pobre : las olas arrastrando su cuerpo
inútil para los habitantes marinos, el viento
salado herrumbrando el metal de su deseo.

 

Su sueño está anclado en tierra : Oriana
desnuda que no lava su cuerpo en este mundo
de plancton, que prefiere la sequedad en  el
desierto de su habitación, abrumada e indecisa
entre sus vestidos de reina.

 

(De Maremonstrum).

 

LOS GATOS

 

Seréis como ángeles sin alas
especies y no cuerpos solitarios
Desde dioses persas
hasta siluetas en el fuego
que saltan entre los focos de los autos

 

Llorando entre toruturas
pagando el pecado de ser hermosos

 

Habría deseado que volvierais a ser brujas
compartir con vosotras
vino y lecho.

 

(De El abominable hombre de la nieve).

 

LOS SUEÑOS DE LEVIATÁN

 

En el mar reina el monstruo sagrado de leviatán/
las olas y los peces temen su nombre.

 

No faltarán en su mesa candelas luminosas/
no caben suspiros en su corazón por
manjares ni estrellas.

 

Levantarán su hocico para besar corales/
su lengua ha de lamer la extensión azul y blanca.

 

porque él dominará sobre el fondo de los mares/
y bajo la superficie de los mares reinará.

 

Dictará su ley sin palabras/
ha de decir la última razón con su silencio.

 

La fiesta del leviatán será la invitación que
llega tarde/
su natilicio no gozará las bendiciones
de los rabinos.

 

Y escucharán los hijos de Israel
el silencio hermoso de la bestia
remontado las olas/
ajenos al latido de sus belfos
esperando a Aquel cuyo nombre se esconde.

 

Oh Leviatán : No se derremará tu nombre marino
escrito en letras de Esenios
bajo la sed de Qumrán.

 

Jamás hubo templo para tus aletas,
ni cantó Solomón a la gloria de tu carne.

 

Y tú ya quisieras, animal furioso, cambiar tus ojos
por  un solo versículo de la Torah.

 

Pobre monstruo porque tu reino es pequeño
como pequeño es el óceano entre la mansión
de los astros/
animal grande, demasiado diminuto para ser
un dios.]

 

Sigue nadando por las aguas, pez que reinas
entre los peces,]
condenado a envidiar Su grandeza.

 

Animal de cuello hermoso
murmuras a mi oído el lenguaje del planctom
ya que tu nombre no será jamás prohibido.
Seguirás flotando por los siglos
En los mares saldos de Job

 

ABRIR LAS PUERTAS  DEL MAR

 

I
terminar como una nada anciana buscando recuerdos, ansiosa de amores. nada profunda con sus senos caídos como altares amargos.

 

(sesos de dios, simplemente sesos de dios).

 

terminar sentados confundiendo el lago con el mar, los peces con los frutos, confundiendo el olvido con la memoria en llamas.

 

II
qué miras tiresias bajo las sábanas que escasamente ocultan las formas hermosas de una mujer.  qué esperas entre árboles ya secos de imágenes, convertidos en silencio, en la sombra más negra que la sombra: ¿la nada que dejaron impresa los fuegos del infierno?  qué esperas del mañana: lenguas amargas, ojos de tiranos arrepentidos de ser hombres mas no de sus torturas.

 

y eso tiresias, a lo que tu llamas futuro y no es más que la lluvia.

IV

los amantes se matan, se devoran, arrancan sus miembros y se cansan. los amantes giran sobre una mesa, en una tabla se presentan desnudos como viandas. los amantes esperan algo nuevo para cada amanecer, regresan, sirven vino, atraviesan sus cuerpos para violentar la noche.  como si fueran insectos indeseables y olorosos, los amantes se acercan a la luz incierta de las farolas,  tercos entre el calor y el frío, animales mitad noche mitad madrugada.  los amantes revuelven las palabras que de antemano decían nada. los amantes, los amantes, a quienes nadie se atrevió a invitar, se agrupan de a dos en la puerta oscura de los parques y construyen su propio infierno con la sonrisa olvidada por los niños.

 

VIII
Solo las moscas aman el sitio donde está naciendo. las flores estallan y las carnes de antiguos terneros se esconden de la luz donde hace siglos busca nacer. amar la pereza, la lentitud de los miembros, el corazón que late cansado como una espora. los remeros remontan el río, la pasión tardía y esperan solamente que nazca así como mueren los otros.  solo lo aman las moscas y los reyecitos tienen miedo y los viejos anuncian con sus muecas el odio de dios. solo las moscas lo anuncian, solo ellas con su loco sentido del humor y sus boquitas frescas esperan la noche donde parirán los miedos, donde sus ojos inventarán el mundo.

 

XIII
arde, arde con tu ojo lentísimo y tus labios de ámbar.  escucha cómo late la hoguera y como se levantan títeres de estas manos.  pregúntate entonces, adónde van a dormir tus pechos y cómo devoraremos la luna con estas bocas que se negaron a ser lobos. arde como papel viejo junto a los pedazos de madrugada. arde inmensamente como la pequeña chispa de una llama. 

 

XVII
en cambio, cuando aparece la madrugada y las bestias se deslizan calladas buscando un refugio, cuando amanecen los gallos con su canto sagrado, en fin, cuando las flores descubren su vocación de flor, ¿no será entonces la muerte que como un fantasma se levanta a buscar sus rosas?

 

XX
odio las naturaleza muertas.  los jarrones vacíos, los panes amargos y viejos, la sombra que se introduce insolente sobre una mesa.  todos esperan algo, callados, sin un gesto de alegría o cólera.  sus rostros parecen haber sido olvidados afuera del lienzo, en definitiva no dicen nada. 

 

si tan solo aquel florero alzara su boca buscando el beso lascivo de una flor, si tuvieran piernas los panes, si se oyera un grito de placer detrás del fondo oscuro y en la esquina se cumpliera el deseo desnudo de las cosas.  vasos ardientes, porcelanas húmedas latiendo fuertemente sin más razón que la urgencia de tocar la orilla de los mares.

 

pero un bodegón es un bodegón, nació sin cuerpo y sin cuerpo va transitando por la vida.  

 

XXII
¿dónde está la boca del tiempo? o más bien su hocico porque el tiempo es bestia, y va caminando sigiloso al lado de las carreteras, avanzando entre jardines y deshechos. va rondando catedrales y casas de adobe. y sus labios fríos como una mujer de invierno van relatando historias de viejo. 

 

el tiempo levanta largos miembros como un altar inútil y se siente crujir entre maderas y botellas rotas.  por sus venas fluye el sinsentido, y el silencio revolotea como un  cuervo negro sobre sembradíos locos.

 

¿tiene pelo el tiempo? y sus hijos que viajan sordos por el mundo ¿estarán atentos al escandaloso banquete de su padre?

 

XXXIII
con un silencio termina el mundo por encima de los mares. con un silencio termina el amor más allá del orgasmo.  y el canto de los gallos ceniles suena triste como la trompeta de un ángel cansado.  el silencio lo va llenando todo como un vaso de agua, va cubriendo el vacío o lo va más bien abandonando.  y el sol se cansa de brillar y el corazón olvida el soplo de la respiración. no hay peor violencia que el olvido.  el violín oscuro del mundo va sonando solitario por el mediodía.

 

(Inédito).

 

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