Dina Posada
(El Salvador, 1946)

 

RETABLO

 

La opaca lengua de la tarde
sangra en los cenagales
mientras un trágico perro
escoltado por horas sin rumbo
sacude la sombra de una balsa

 

Con las alas carcomidas
agonizan en los tejados
la ansiedad y la altivez
de las utopías

 

Cerca del malecón
una ola es el párpado
que se contrae
sobre una mulata desnuda

 

La Habana, 1998.

 

LOS LAZOS

 

Hay en la calle
olor a vidrios rotos
y en el aire
embriaguez de quemadura

 

Te hundes
en el vientre de la casa
palpas sus llagadas paredes
-entrañas que sin pudor
te muestra la sala moribunda-

 

La enferma voz
de las bisagras
te habla
de los nudos ciegos
de las ausencias

 

y alucinado escarbas
por unas cenizas
enlazadas a tu nombre

 

Merced 112
La Habana Vieja, 1998

 

GOTAS DE POLVO

 

Puertas borradas
resbalosas fechas
líquida ciudad
vaciándose en mi vacío

 

imposibles paredes
cubiertas
por enramadas de sombra

 

Arranco la costra a los años
y alcanzo a mi padre
-paisaje cerrado
libro que nunca entendí-
y a mi madre
-terca sobreviviente de la ternura-

 

Con palabras
estoy poblando una estación
para abreviar la distancia sin salida

 

(De Voces nuevas).

 

FUEGO SOBRE EL MADERO

 

Después de romper el áspero
castrante
hostil
cerrojo de las ataduras
apuñalé al pecado
cayendo agónicas
mis trabas y mis culpas

 

Dejé de pedir permiso para vivir

 

Disponiendo conocerte
abrí tus brazos en cruz
-cristo de mis pasiones-
y hundí el sabor
de mi presencia
en tus pies
en tu cuello
en la blanca playa de tu espalda

 

Recorriéndote fui creciendo
hoja de tu rama
rama de tu árbol
árbol de tu bosque
hoja loca al vaivén
de tu tronco elocuente

 

Empinando a la fiebre
mi despertar
caminé y rodé en tus cumbres
y tu sexo brotó
dejando su vasta lluvia
en mi rezumante tierra nueva

 

SUGERENCIA

 

                Toma
el sendero
que separa      mis senos

resbala
tu antojo
por el
contorno
de
mis
caderas
ágil
recio
hasta que el gusto
te mire con dolor
y te sonría el dolor
lamiéndose de gusto

 

S
e
s
g
a
tu rumbo
hacia  el
centro

 

sigue
pendiente
abajo

 

y cuando el jugo de mi instinto
anuncie mi locura
-Cazador-
escamotea y penetra al fondo

 

muy al fondo de la cueva

 

donde mi género
levanta la especie
y sostiene la esperanza

 

ORGASMO I

 

Nerviosa la hora parpadea
ante el tiempo que se ahorca

 

me rodea me cava me lame
una dicha sin tamaño ni fondo

 

mis dedos agonizando
en tus costados
se pierden con el mundo
en un suspiro

 

PLEGARIA AL ORGASMO

 

Ajeno a mis pensamientos
huiste a un casto silencio

 

Hoy
que sedienta mi sangre te busca
ni a golpes ni a ruegos
te insinúas

 

enajenado prosigues
riguroso y oprimido y largamente oscuro
como pasillo de convento desolado

 


ángel de dura delicia
apático orgasmo rebelde
erizado temblor
pólvora vulnerable

 

regresa a mí
y aniquílame

 

(De Fuego sobre el madero).

 

LOS FANTASMAS

 

En la calle saqueada por la oscuridad
el fantasma de una bicicleta
recoge el rastro fatal de sus ruedas
y se pregunta por el niño sin brida
que reclinado en su timón
pedaleaba con fuerza mientras repetía:

 

Vamos
rompe el viento
           los viajes lejos de casa
               sólo    son     un    juego

 

¿Adónde habrá ido aquel corredor insaciable?
¿Será este hombre que envejece
dando puñetazos
contra los barrotes de una lágrima?  

 

MIGRACIONES

 

Yo tuve una ciudad
-me consta-

 

Instante geográfico
donde tardes abrasadoras
se enterraban en breves calles

 

Generosa estancia
de paredes resistentes
al gobierno del miedo

 

Manso útero
anclado a madrugadas
de húmeda respiración

 

Me desprendí
cuando la ausencia
me ofreció sus pies

 

áspero viaje sin abrigo favorable

 

Ahora soy
el injerto de una planta
que no se adapta a ningún sitio

 

Yo tuve una ciudad
-me consta-

 

(Inéditos).

 

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