Tomás Harris
(Chile, 1956)

 

EL PUENTE SOBRE EL BÍO BÍO

 

Este es el puente de Brooklyn
Obre el río Bío Bío, el de los lagartos
Venenosos.
Y este es el barro,
Mezcla de agua y de lluvia,
Mezcla de tierra y de baba animal,
De tierra y desagües,
De tierra y de sangre,
De tierra y de semen,
De tierra y sudor,
De tierra y residuos de mar:
De esta sustancia lúgubre se dice que fue
Hecho el hombre,
Recubierto después con lana o sintéticas fibras
El cuerpo,
Transformadas más tarde en harapos sin origen,
Vueltos negros, vueltos jirones, vueltos polvo.
Esta es la luna,
Viene desde Lima, en el Virreynato del Perú,
Va hacia Nueva York;
Brilló sobre un millón de mendigos en el Perú,
Brillará sobre diez millones de mendigos en Nueva York,
Brilla sobre miles de mendigos en Concepción de Chile.
Esta es otra década turbia, sólo que con miles o
Millones de muertos más.
La vida y la muerte
Cosa de números
Y de superposiciones.

 

(1980)

(De Zonas de peligro).

 

MAR DEL DESEO

 

Una lluvia de peces caía sobre el Reino de la Muerte,
Al sur del Mundo;
Él iba oscuro, magro, sin sombra, buscando un cuerpo;
Cuando la mirada,
Como mariposa nocturna negra,
Se le posaba sobre un cuerpo, brillaba,
Como si viera el oro;
Pero oro no había,
Noche había, muchas noches
Y la muerte deslizándose por esas
Noches,
Él iba a tumbos,
Se varaba en las esquinas,
Babeaba, le pintaban de rojo el cuerpo los semáforos entre la
Niebla
Sinuosa,
Espesa,
Se sentía como un perro,
La lluvia lo llenaba por entro como sangre,
La lluvia se le empozaba en los bajos fondos del alma;
Iba así,
Trbio,
Pensando en los doados destellos del amor,
Pero amor no había
Signos había
Premoniciones,
Advertencias,
Todo su derrotero de calles era una advertencia,
Sobre la tierra,
El polvo,
El humo,
La sombra
Nada;
Así, yendo como u perro, llegó a los límites de a
Ciudad, brumosos;
En una punta de tierra halló dos maderos muy
Grandes,
Uno más largo que el otro,
Y el uno sobre el otro hechos una cruz:
-Di lo que deseas–dijo una voz en off.
-Maese, sólo deseo tu Poder.

 

LAS UTOPÍAS SON PUTAS DE MIEDO

 

No a las damas, amor, nos habían dicho,
Cuando una noche al centro del valle,
En un sueño de perro,
Se nos apareció el amor perfecto;
Calzaba sandalias rojas de plástico transparente,
Toda ella iba mojada,
El pelo libre
De caer
Sobre la túnica magenta que se le pegaba a las tetitas
De pera joven;
Olía a sal,
A transparencia,
A imaginación,
A hornacinas,
A trébol de cuatro hojas;
Dos aros de oro puro terminados en una perla
Pequeñita
Y perfecta
La perforaban por lo lóbulos;
Nosotros hicimos una cola, una laga e inacabable
Cola
Donde ninguno acabó nunca;
Yo le mamaba los pezones por sobre la bambula magenta
De la túnica;
Al final, la sentíamos adentro, por aquí,
En el bajo vientre, toquen,
Nadando como un pez fosforescente
En una redoma demasiado pequeña para sus ganas;
Pero
Nosotros sabíamos que las utopías son putas de miedo,
Algo había que hacer para ahuyentarla.
-No tenemos Patria, ciudadana, le gemimos.
-Somos Nadie gritando Nadie nos ataca.
-Ámenme un poquito más –susurró la puta-
hasta que acaben en mis sábanas;
pero nosotros sabíamos que eso era un paso más hacia
la muerte,
oscura esta muerte y lenta,
la india cruel se nos iba abriendo
como fauce,
la muy magenta,
la pringosa,
fétida a sal, oro,
a transparencia,
a horno,
a trébol de cuatro ojos penetrantes, quemados:
-ámenme un poquito más gruñía,
mientras la noche no acababa,
la noche nunca acababa.

 

(De Cipango).

 

KAFKA

 

Anoche soñé con Kafka:
No me leas, me dijo en el sueño,
Si no me has leído; o no me releas,
Si ya me has leído
Y quieres recordarme
Un poco nuevamente.
Guárdate de mis señales,
Continuaba Kafka en el sueño.
Mis gestos y mis fraseos,
Olvídate de Milena, Felice, Dora Dymant,
De la noche en el Hotel Gmünd, del sexo vano. Del agobiado cuerpo,
De mi destino de anima del bosque;
Libre de toda compañía abrupta, tiende mejor
Un manto de olvido sobre esos nombres,
Cobíjate en el cuerpo de tu mujer,
Mañana saldrá el sol impostergablemente
Y note deseo sombras,
Laberintos mentales,
Abotagamiento,
Tarros oxidados, piedras para
Patear por el camino hacia el trabajo;
A todo esto, ¿dónde trabajas?
-Alguna vez fui profesor rural,
otra vez fui profesor universitario,
no me he tenido nunca como buen profesor,
le miraba las piernas a las alumnas,
estaban todas desnudas en el Aula Magna;
menos como mejor maestro,
me han expulsado de mi cátedra
ya varias veces y con el pelet puesto,
sin mi peluca rapada
ni mis gafas negras.
Pero menos rodeos: -nueno,
Yo era un topo
Tan grande como jamás he visto otro;
Ahora trabajo en la Biblioteca Nacional,
Nada que ver con Borges,
En eso se equivocan mucho
Algunos amigos o conocidos:
Ni tanta lectura que me enrojezca os ojos,
Es la contaminación,
Los inclementes computadores,
Las derrotas por el ciberespacio:
¿Borges?, preguntó Kafka,
ese tipo que tradujo tan mal mi repugnante
Metamorfosis, como la hubiera escrito él,
Dijo Kafka en el sueño,
Justo cuando lo iba a decir yo; sonrió, obvio que era una
Sonrisa amarga, de bilis negra:
Vamos, hombre, le dije,
Mañana tendré que releerte inevitablemente, reo,
Así operan los sueños.
Relee a Freud mejor, me dijo Kafka
Justo cando comenzaba
A salir del socavón del sueño,
Y olvídame, vamos,
Es mejor que tomes una ducha ahora
Y mastiques el acostumbrado desayuno,
Pan negro, chocolate caliente,
Y una paletada de mantequilla,
Una paletada
De mantequilla.

 

(De Encuentros con hombres oscuros).

 

QUE WILLIAM BLAKE NO SE LEVANTE DE SU TUMBA

 

He orado para que William Blake no se levante de su tumba.
He oído noticias, de boca en boca, de trueno en trueno,
Las noches de este crudo invierno, acá en Ciudad Gótica.
Todos dicen que William Blake se levantará de su tumba.
Qué haría William Blake fuera de la tumba.
Dicen que los años de muerte borran las huellas del lenguaje.
Cómo no, si los gusanos han corroído el cerebro
Que alojaba las palabras y sus visiones.
Las de Blake, digo.
No todo hombre es capaz de aguzar sus visiones hasta producirlas
En un estado que podríamos llamar iluminaciones negras.
No, que William Blake no se levante de su tumba,
Como se anda corriendo la voz.
¿Qué sería de nuestra ciudad con esa sombra atroz arrastrándose
por los muros?
Yo tengo mujer, o una loba, no importa, que cuidar,
Por eso no quiero que un tipo capaz de matar a un inocente
Con tal de no apagar el fuego de sus deseos se levante de su tumba.
Poseo una hermosa gruta ornada de estalagmitas
Y estalactitas fluorescentes,
Un jardín donde relumbran los fuegos fatuos.
¿Cómo permitir entonces que ocurra este rumor,
este demasiado rumor, que William Blake se levantará
de la tumba al séptimo día del séptimo mes del séptimo siglo?
Anatema sea.
Anatema sea.
The cut worm forgives the pow.

 

(De Lobo, inédito).

 

 

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